El nuestro no era un amor clandestino como el resto,
no nace de una simple aventura donde predomina el deseo carnal,
nace del deseo de amar en tiempos en que nadie a nuestro alrededor podría entender el sentimiento, aquel que sigue existiendo aún con tantos en contra,
aún con tantos miedos, aún más intenso.
En la clandestinidad volvimos a armarnos en besos, nos construimos en caricias silenciosas, para los adentros de las habitaciones de los hoteles más insospechables de la ciudad capital.
Reinventamos la manera de amar, a escondidas de los terceros, creando excusas incrédulas para ahogar en mentiras a aquellos que curioseaban qué, cómo, cuándo y dónde.
Nuestro amor clandestino no raya en una aventura casual, no se limita a las embestidas salvajes sobre un colchón, no busca llenar vacíos existenciales de uno con el otro, nuestro amor clandestino era más amor que el que podrían experimentar las parejas a nuestro alrededor.
Nos ahogamos en risas, nos bañamos en besos, nos desentendimos de las consecuencias, nos deshicimos del resto.
Amar, sentir, vivir.
Lo llamamos clandestino porque nadie gozaba del privilegio de conocer el post de nuestra historia, lo que estábamos viviendo, lo plenos que nos estábamos sintiendo, nadie podía conocerlo, nadie iba a entenderlo.
Lo llamamos amor porque ¿qué era si no? Nos veíamos casi a diario y aún así, al final de la noche, nos entregábamos a un "te extraño", nos cuidamos, nos protegemos, nos consentimos, nos entendemos, nos, nos, nos...
El amor entiende de sentires y se avoca en ellos.
Te amo, me amas, ¿qué importa cómo termina?
Perdón si a alguien lastimamos solo con sentir lo inentendible,
Perdón si hemos mutado su concepto banal de un amor clandestino,
Perdón por desear,
Perdón por ser,
Perdón por amar.
no nace de una simple aventura donde predomina el deseo carnal,
nace del deseo de amar en tiempos en que nadie a nuestro alrededor podría entender el sentimiento, aquel que sigue existiendo aún con tantos en contra,
aún con tantos miedos, aún más intenso.
En la clandestinidad volvimos a armarnos en besos, nos construimos en caricias silenciosas, para los adentros de las habitaciones de los hoteles más insospechables de la ciudad capital.
Reinventamos la manera de amar, a escondidas de los terceros, creando excusas incrédulas para ahogar en mentiras a aquellos que curioseaban qué, cómo, cuándo y dónde.
Nuestro amor clandestino no raya en una aventura casual, no se limita a las embestidas salvajes sobre un colchón, no busca llenar vacíos existenciales de uno con el otro, nuestro amor clandestino era más amor que el que podrían experimentar las parejas a nuestro alrededor.
Nos ahogamos en risas, nos bañamos en besos, nos desentendimos de las consecuencias, nos deshicimos del resto.
Amar, sentir, vivir.
Lo llamamos clandestino porque nadie gozaba del privilegio de conocer el post de nuestra historia, lo que estábamos viviendo, lo plenos que nos estábamos sintiendo, nadie podía conocerlo, nadie iba a entenderlo.
Lo llamamos amor porque ¿qué era si no? Nos veíamos casi a diario y aún así, al final de la noche, nos entregábamos a un "te extraño", nos cuidamos, nos protegemos, nos consentimos, nos entendemos, nos, nos, nos...
¿Era posible fundirse más el uno con el otro en una aventura que una relación? ¿Era posible?El amor no entiende de imposibles, no entiende de lógicas,
El amor entiende de sentires y se avoca en ellos.
Te amo, me amas, ¿qué importa cómo termina?
Perdón si a alguien lastimamos solo con sentir lo inentendible,
Perdón si hemos mutado su concepto banal de un amor clandestino,
Perdón por desear,
Perdón por ser,
Perdón por amar.
Daarlyn Perroni 🍃