20 mayo, 2016

Te odio, te amo.

     De todas las personas existentes en el planeta, jamás pensé amar a alguien como tú.

    ¿Quién no odió antes de amar? Me pasó, no concebía la idea de que alguien con tan complicado carácter pudiera formar parte de mi vida e inclusive, ser una de las partes más importantes en ella.
    ¿Es posible odiar de a momentos y amar de repente a la misma persona? Confirmo rotundamente que sí, es posible. Las cosas pequeñas, las conviertes en grandes conflictos, creo que sin que el mundo pudiera notarlo; tú y yo hemos creado la tercera guerra mundial y la cuarta, y la quinta, y la sexta...  Está en tu naturalidad dejarte llevar por la ira y convertirte en tornado; destruyendo todo a tu paso. Tienes el don de llevarme la contraria, de no escuchar muchos de mis consejos, de ser tan distante en ocasiones y de olvidarte de cuánto te amo, eso es lo que más odio, que la ira te borre los buenos sentimientos. Pero, te amo así.

      Tal vez me has convertido en una especie de masoquista, porque aunque sufro con cada discusión, soy feliz con cada reconciliación. Porque en mi balanza, pesan más los buenos momentos, las buenas locuras, los grandes consejos, los grandes abrazos, las dulces palabras, los empujones pa' lante y todo el amor que las malas reacciones y los cortos pero amargos momentos post - discusiones. Por eso te odio, pero cómo te amo!
        Para que existan conflictos hacen falta dos personas y es resaltante tu valentía al asumir el reto de quererme y soportar todos y cada uno de mis defectos. Me odias a veces, lo sé. Pero otras tantas me amas.
       Este tipo de relaciones, las terceras personas no van a entenderlas, desde afuera todo se ve como un conglomerado desastre, pero dentro de tanto caos tenemos nuestro orden. Por eso te odio a veces y otras muchas te amo.
       Vaya que ha sido difícil llevar en nuestras espaldas la convivencia, vaya que hemos tenido muchos conflictos y lo importante siempre ha sido resolverlos, porque cuando hay afectividad, no habrá odio que valga. Porque aunque te odio y me odies, te amo y amas tanto como para preferir olvidar las diferencias y continuar el mismo camino, el de siempre. Por eso y más te odio, pero sobre todo te amo.


Daarlyn Perroni 🍃 

     

17 mayo, 2016

Valgo la pena, sé que si.

        Soy complicada y difícil de entender, pero valgo la pena, sé que si. A primera vista, sé que puedo parecer una de esas frías mujeres, egoístas e irreverentes contra el mundo. 

       Sorpresivamente no lo soy. Puedo sacar de quicio a cualquiera, hacerlos enloquecer a todos, causar muchas primeras malas impresiones, pero valgo la pena, sé que si. Sé que soy afortunada al tener personas que asuman el reto de quedarse a mi lado, de quererme sin pretender cambiarme y de luchar muchas veces contra mi irreverencia y mis cambios radicales de humor. Pero sé también que quienes me tienen en su vida y se ganan la mejor versión de mi, también son afortunados por haber logrado quitar esa coraza y develar lo frágil, tierna, tímida, sensible y amorosa que puedo llegar a ser. Valgo la pena, sé que si. 

        Es difícil construir muros para evitar que te hieran y, obtener a cambio, que todos piensen que no tienes sentimientos, ni emociones como cualquier ser humano. Para el resto del mundo siempre serás la fría, la mala mujer, la egoísta. Es más fácil sacar estas conclusiones que enfrentarte a ellas y ganarte entonces la mejor versión, la mejor parte, porque después de todo valgo la pena, sé que si. 
       
       Hay personas a quienes nos toca nacer incomprendidas; nacemos con una gran necesidad de dar amor y con la misma gran necesidad de recibirlo.

       Por muy difícil que sea la personalidad de alguien, no quiere decir que deba conformarse con cualquiera que pretenda quererla y que en el proceso pretenda cambiarla. Porque vales la pena, es importante encontrar a alguien que por muy difícil que sea quedarse a tu lado, lo intente y sobre todo, lo logre. Sin cambiarte, sin rendirse, sin dejar de lado que ante todo lo superficial, también somos personas que sentimos y amamos, y cuando amamos, lo hacemos con el corazón y ciento por ciento. Por eso y más, valgo la pena, sé que si.


      Daarlyn Perroni 🍃

13 mayo, 2016

Mi última carta

Muchos querrán leer mi última carta.
Algunos por la simple curiosidad, otros para tener material para hablar sobre mi y lo sucedido, y unos pocos la leerán porque en realidad les importa.
¿Que quiénes van a entenderla? Me atrevería a decir que los contaría con una de mis manos y me sobrarían dedos. Casi todos van a juzgar mis acciones como persona, es tan fácil cuando juzgamos a otros y tan difícil intentar entender por qué las personas actúan como lo hacen, qué los lleva a ser así. Es fácil señalar y decirle a otra persona qué es lo que debe hacer, qué está bien hacer y qué no, al parecer para criticar todos estamos hechos, pero para recibir criticas no.
La sociedad descompuesta en la que vivimos, a veces me asquea. A la gente le hace falta más tolerancia, le hace falta más honestidad. Estamos viviendo una era en la que ser homosexual es un pecado capital, pero discriminar por ello es completamente normal. Las personas sueltan un motón de palabras filosas con su boca y esperan que ninguna de ellas hiera a otra persona. Esperan que sus burlas hacia a otros, sean tomadas como chistes y no como motivo de suicidio en algunos casos. Si alguien se suicida por presión social es juzgado como cobarde, pero quienes les hicieron tantas burlas a esa persona, quienes la orillaron a dejar la vida serán catalogados como "los más fuertes", porque así es la sociedad en la que ahora vivimos.

Mi última carta casi no habla sobre mi, para encontrar lo que todo esto tiene que ver conmigo hay que saber entender mensajes subliminales. Mi última carta no es más que una crítica a la sociedad en la que me ha tocado vivir, de la que soy parte. Es una crítica a esas personas intolerantes, que ni viven, ni dejan vivir, es una crítica a quiénes les ha gustado juzgar durante toda la vida como cobardes, pero no han sido valientes para vivir en carne propia lo que el otro si.
Mi última carta es un grito silencioso, en el que pido ayuda no sólo para mi y para todas las personas que han tenido una vida difícil y que saben lo difícil que es tener que luchar solo contra una multitud por tus ideales, sino también es un grito en el que pido ayuda por esta caótica y estereotipada sociedad, para que pueda ser sensibilizada; un poco menos juez, un poco más humana.

Daarlyn Perroni 🍃

07 mayo, 2016

Dijiste que no ibas a romperme

         Dijiste que nunca ibas a romperme, pero poco a poco dejaste de tomar mi mano al caminar.
         Dijiste que nunca ibas a romperme, pero dejaste de regalarme esa dulce mirada que hacía sentirme especial en tu mundo. Dejaste de darme cálidos abrazos en aquellos días fríos cuando te necesité, dejaste de caminar a mi lado, apresuraste tu paso y te olvidaste que detrás venía yo, siguiéndote. Me hiciste a un lado y dijiste que nunca ibas a romperme.
        Dijiste que nunca ibas a romperme y lo irónico es que te ayudé a hacerlo al creerte, al poner mi ilusión en tus torpes manos y la dejaste caer. Te entregué mis mejores días, mis más sentidas sonrisas, la mejor versión de mi... Dijiste que no ibas a romperme y me quebraste completamente.
         Aunque cobardemente me mirabas día tras día a las ojos y te atrevías a mentir al decirme que nunca harías nada para dañarme, aunque cobardemente te lucías con todos diciendo que no hacías otra cosa que amarme; valientemente te atreviste a decirme que no ibas a romperme y hoy, hoy estoy hecha pedazos.
        Dijiste que no ibas a romperme y aquí me tienes, amándote con cada pequeña parte que quedó de la feliz mujer que alguna vez amaste.
Daarlyn Perroni 🍃