29 enero, 2018

“Mi mayor miedo no es fracasar, es no intentarlo”



Nael Bermúdez nació en Puerto Ordaz, pero vive en Caracas desde que era un apenas un niño, es un joven, de 23 años, integrante de Guanábana y Ron, trabaja como asistente jurídico, pero su vocación es la música. Nael ha apostado todo por la música y por su sueño de llegar a hacer con ella algo extraordinario alrededor del mundo

Por Daarlyn Perroni

Llegué al lugar pautado con Nael, como siempre, él llegó antes y estaba tocando su guitarra, no hay momento en que no esté tocando, cantando, tarareando u oyendo música. Chacaíto se convirtió en otro escenario para él, donde tocara cualquier canción, las personas siempre se detenían a admirarlo. 

"La música es lo único que yo antepongo sobre todas las cosas en mi horario cotidiano, claro, no por encima de mi familia, pero digamos que es en lo único que pienso"

—Me hablaste de la música y de que eres asistente jurídico, ¿no estudias?
Por ahora no, porque el año pasado me hice una operación en la nariz y gasté mucho dinero en medicinas, así que no pude pagar el semestre… Tengo pausados los estudios, porque el proyecto de la música requiere bastante tiempo cuando te lo tomas de manera profesional, por eso aún no los he retomado, pero me faltan solo 3 semestres para terminar la carrera…

—¿Se puede decir que en este momento la música es mucho más importante que retomar tus estudios?
Sí.

—¿Y desde hace cuánto te interesa la música?
Bueno, desde los 12 años, pero realmente desde hace 2 años he tenido un interés profesional, es que he tomado como prioridad a la música…

—¿Qué instrumentos tocas?
Bueno, toco la guitarra, el cuatro ahí más o menos -sonríe-, soy el vocalista del grupo y el compositor.

—¿Y alguna vez estudiaste formalmente la música o fuiste más autodidacta?
He sido empírico, más que todo empírico. Al principio, fue mi tío quien me enseñó los primeros acordes, después, llegaron personas a mi vida que me fueron enseñando de poquito en poquito… Lo demás lo tuve que recorrer yo solo.

—Quisiera que me hablaras un poquito sobre Guanábana y Ron, ¿cómo nació este proyecto y qué significa para ti en tu camino de la música? 

Guanábana y Ron nace la noche del 14 de diciembre del 2015, yo tengo un compañero, uno de los primeros integrantes, Luis Pérez, le decimos Lucho, que no bebe, sino que toma refresco… Entonces, esa noche se bebió todo el refresco y un amigo de nosotros saca un tang de guanábana  y nos dice: “bueno, vamos a mezclar este tang con agua, vamos a echarle pierna y se lo echamos al ron…”  Al final de la noche, nadie quería tomárselo. El nombre nace después, lo más significativo de Guanábana y Ron es que era lo que yo estaba tomando cuando conocí a los integrantes. ¿Lo que significa la banda para mí? Mira, quisiera decir que es un proyecto de vida, pero también, como nunca es lo que esperamos, tal vez mi proyecto de vida sea el trampolín para mi siguiente proyecto musical o, tal vez, sea la definición del siguiente camino que estoy por tomar, algo que ni siquiera yo sé, por eso digo que es un proyecto de vida…


—¿Siempre has recibido apoyo de tu familia y allegados? ¿Alguna vez han dejado de creer en el camino que elegiste?
Bueno… Parte y parte. Quienes me han apoyado más han sido mi abuela, mi mamá y dos tías, más que todo las mujeres. De resto, no ha ido un apoyo, sino que “bueno, si lo haces, bien, si no, bueno…” Si he recibido apoyo, pero más que todo de la calle, porque a través del camino que elegí han venido maestros que me enseñan cosas… Más que todo gente de la calle y amistades que han llegado a fortalecer el camino que he llevado.

—¿Cuál es tu mayor sueño, el más ambicioso?
Es llegar a Viña del Mar, como músico, donde se montan los más sagrados… Obviamente, Viña del Mar no es el paso final, porque hay escenarios mucho más glamurosos, pero en Viña del mar yo he visto a los artistas sagrados, más que un sueño, lo veo como una meta y espero un día llegar, y si no, acercarme al cometido.

—¿Y tienes algún plan para llegar a ese sueño?
Al principio había un plan, pero cuando tienes un plan, depende del camino que elijas, se va destruyendo… Entonces, el plan que yo tenía especificado, resulta que no era ni el principio del camino que estábamos tomando, porque llegan personas que destruyen lo que tú sabías y, luego, resulta que no sabes nada… Tienes que volver a armar otro plan, en base a lo que te enseña esa persona que llega. Entonces, definitivamente, igual que en la vida, no existe un plan. Yo digo que cuando pasa la oportunidad, ¡agárrala! Y cuando agarras esa oportunidad es que cuando te impulsas poco a poco. No hay un plan establecido, lo que hay es disciplina y constancia. Sin constancia, no importa el plan que tengas, va a destruirse más rápido, si tienes disciplina tu sueño puede llegar a otro lugar o impulsarse hacia lo que estás planeando…

—En este sentido, como todos tenemos un gran sueño, también tenemos un gran miedo, ¿cuál es tu mayor miedo como músico y como persona?
Como músico y como persona tengo el mismo miedo: no lograr lo que me propongo. Yo siempre hablo de los sueños, pero mi peor miedo es no ser capaz de hacerlo. Realmente, mi miedo no es fracasar, es no intentarlo.

—¿Y qué te motivó a apostar todo por la música?
Fueron tres factores. El primero es que toda persona siempre conoce a alguien que tuvo un sueño y no lo logró y, casualmente, es parecido a lo que tú querías. Así que tú te imaginas, en un futuro, si eso es realmente lo que quieres, verte así… Aunque yo falle, quiero decir que lo intenté. El segundo, fue que cierto familiar mío un día me dijo que llevaba su vocación en las venas y que yo también llevaba esa vocación, pero lo que realmente iba en mis venas era la música y no otra cosa. Lo último sería que quiero llegar a triunfar y decirle a todos que los sueños sí se pueden lograr.

—Me gustaría saber ¿qué quieres lograr con la música? Y no me refiero a tú como artista, llegar a Viña del Mar, sino ¿qué quieres causar con la música? ¿por qué quieres que el mundo recuerde tu música?
Tengo dos objetivos, primero, como cualquier músico, que mis composiciones lleguen a cualquier rincón del mundo, pero el fin de Guanábana y Ron, por mi parte, es ser alguien común haciendo lo extraordinario, que sea un grupo que vino de un lugar común, haciendo lo extraordinario en todas partes. Como la película de Ratatouille, en la que cualquiera puede cocinar, bueno, cualquiera puede formar una banda, como dijo el personaje: no cualquiera se convierte en un gran artista, pero un artista puede provenir de cualquier parte, parafraseándolo un poco. A eso me refiero. 

—Qué increíble… Gracias por este tiempo, Nael.
Gracias a ti, por cierto, si montas esta entrevista en tu blog, me pasas el link, para compartirlo en las redes sociales de la banda.

6 de la tarde y ahí va Nael, desapareciendo de a poco entre la multitud caraqueña, hacia el subterráneo, con su guitarra en la espalda y la enorme sonrisa que lo caracteriza.


Nota: Aquí les dejo el primer sencillo promocional de Guanábana y Ron, de su primer álbum,  "Embriagando sentidos" Apoyemos el talento venezolano.