Un
solo día bastó para arriesgarme a quererte, como la lluvia a los tiempos de
sequía, como el sol al amanecer, como tú a mí. Un solo día fue suficiente para
encontrarme perdida en tu mirada, para meterte en mi mente a vivir y no
permitirte nunca salir. Tan
solo un día bastó para mirarte, para hablarte, conocerte, besarte y me ha
llevado 365 días más para olvidarte, sin éxito.
Tus ojos marrones, tan marrones
como el café y tan causantes de mis insomnios como el mismo. Tu mirada, tan
enmarcada en esas cejas pobladas y en aquellas pestañas tan llamativas, tu
mirada sobre mí, sugiriéndome ternura, proponiéndome aventuras. Tu sonrisa, tu
sonrisa tan suave, tan simple y caben en ella un millón de palabras que no
dices con la boca. ¿Cómo olvidar todos estos detalles? Aún y cuando sólo los
tuve por una única vez, por unas únicas horas, son momentos y detalles que perduran para siempre, que se graban en mi mente, que morirán conmigo.
La
primera y única vez que te tuve, no me arrepiento de haberte tenido al menos
por ese instante, aunque ese instante fuera corto, fue preciso y fue suficiente
para durar para siempre. Aquella primera y única vez que te vi, aunque no
fuiste mío, te tuve y aunque en realidad nunca te tuve, te perdí. Aquella
primera y única vez que te tuve, es la primera y única vez que disfruté tanto
de la compañía de alguien.Tú,
yo, nosotros y nuestra primera y única vez.
Daarlyn Perroni 🍃
Hola Darly: oye cariño ya no sigues escribiendo en tu blog?
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