Creo que todos en algún punto de nuestras vidas hemos tocado fondo, hemos llegado al punto máximo de la desesperación y la desidia. Hoy me encuentro en este punto.
¿Algunas vez has tenido esa extraña sensación de sentir como todo se va a la mismísima mierda? Encontrar al amor de tu vida, te ha traído a los constantes errores de tu vida; cada navidad hay más lugares vacíos en la mesa para comer; las personas que siempre quisiste de pronto te dan la espalda; algunos amigos se marchan de tu vida para siempre y, por si fuera poco, la situación del país no te deja un momento de paz.
¿Algunas vez has sentido la necesidad de llorar y llorar sin parar para poder liberar un dolor de cabeza? No aguantar estar cada día y noche pensando en las mismas preocupaciones, los mismos problemas sin aparente solución, no saber cómo enmendar tantos caminos rotos, cómo darle un sentido a todo aquello que no tiene un buen lugar en tu vida y terminar por romper en llanto en cualquier estación del subterráneo, cualquier mañana de camino a la universidad (colegio o trabajo).
Sentir que a pesar de todo el tiempo que ha pasado y de todas las cosas que has sido capaz de superar, sigues estando en el mismo lugar mental y emocionalmente. Sentir que vuelves a caer en aquello de lo que tanto te costó salir. Y con esto, llegar al último punto: la decepción total de ti mismo. Por tirar todo tu esfuerzo a la basura, por volver a ser esa persona débil y por dejar que los problemas cotidianos te sobrepasen.
¿Pero el resto del mundo sabe acaso lo difícil que es no volver a este punto? La soledad ataca, la mala soledad. Aquella que aunque buscas dejar rodeándote de hermosas personas y de espectaculares lugares sigue estando ahí, no se llena el vacío que esta deja. ¿Alguien podría entender lo difícil que es sentirte solo y en el mismo maldito punto?
¡Vaya que es complicado tomar a la vida con fuerza y decirle que sí! Si por algún motivo has caído en esta entrada, la has leído hasta este punto y por lo menos en alguna línea te has sentido identificado, este mensaje es para ti, querido lector: ¡agárrate fuerte a la vida y a las personas que te hacen vivirla! No importa que te encuentres en el mismo maldito punto, no importa que te sientas tan solo, no importa lo duro que ha sido, ni siquiera importa si nos conocemos o no, yo creo que podemos salir de esto; otras veces lo hemos hecho ¿o no?
Les dejo para siempre mis lemas de vida, los que llevo en la piel: Stay Strong (mantente fuerte), para no olvidarme de lo que he recorrido para llegar hasta aquí y de cada persona especial que me ha mantenido en pie & Un día a la vez, porque la vida va así un paso a la vez y todo pasa, todo se acomoda algún día.
Daarlyn Perroni 🍃