09 marzo, 2017

El perdón

    Te perdono, a ti que un día me juraste, mirándome a los ojos, que me amabas y que nunca te irías de mi lado. Pero te fuiste en el siguiente amanecer.
    Te perdono, a ti que no te has cansado en los últimos años de herirme, de quebrarme hasta verme llorar, para luego disculparte. Te perdono las ausencias, las falsas acusaciones, las mentiras, los engaños, las malas palabras, las amenazas y el poquito desánimo que me hiciste cogerle a la vida.
    Te perdono, a ti que nunca aceptaste la diferencia de mi ser, que siempre quisiste ver en mi algo más de lo que era. Te perdono por los pocos rechazos, por los malos ratos y, sobre todo, por no haber llegado aquel día que te esperaba. 
   Perdono al tiempo, por lo injusto que ha sido, por no ser suficiente para el disfrute de ciertas personas en mi vida. 
   Te perdono, a ti que aunque tu amor por mi era grande, muchas veces no supiste afianzarlo, no pudiste demostrarlo. 
     Los perdono, a ustedes que se han encargado de crear todo un entorno de odio, toda una distancia entre personas que un día se amaron. 
      
      Finalmente, me perdono, a mi por no aprovechar en varias ocasiones el tiempo, la vida y a las maravillosas personas que tuve. Me perdono, por no ser del todo capaz de perdonar todo lo anterior, porque en el fondo, todavía duele. Y, mientras duela, no tengo la habilidad de perdonar cien por ciento. 

    Me temo que la acción de perdonar no está hecha para todos. Hay quienes perdonan para liberar cargas, para sentirse mejor y para iniciar de nuevo. Sin embargo, existimos quienes no podemos perdonar del todo, hasta sanar las heridas. Perdonar podría ser un acto total de valentía y de humanidad.


     ¿Qué será realmente perdonar? ¿Cuál será el propósito de hacerlo? ¿Tendrá algún propósito realmente? ¿Qué ganan las personas a las que perdonamos? ¿Y qué ganamos nosotros al perdonarlas? ¿Realmente perdonamos al cien por ciento? 




     Martín Luther King decía que quien no es capaz de perdonar, no es capaz de amar. ¿A qué se refería? ¿Acaso a quienes no podemos perdonar, no somos capaces de amar? Yo pienso que sí hay personas a las que por mucho que amemos, nos será difícil y hasta imposible perdonarlas del todo (dependiendo claro, de la magnitud del daño que nos hayan ocasionado). Estoy en contra de esa pretensión, no veo que los verbos perdonar y amar tengan que ir por la vida tomados de la mano. 

     ¿Amar nos orilla a perdonar lo imperdonable? ¿Acaso el amor ciega el dolor y abre paso al perdón? ¿Amor y perdón o amor sin perdón? 
        


Daarlyn Perroni 🍃

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