02 septiembre, 2017

Quiero volar como lo hacían mis abuelos

         En esta ocasión, vengo a hablarles de algo muy personal y puntual: la magia de mis abuelos. Nací en un pequeño núcleo familiar de 4 personas: mis abuelos paternos y mis padres, vine a su vida a ser el buen quinto. 

         Desde que tengo uso de razón, en nuestra casa se daban las mejores fiestas (antes claro, cuando la plata era suficiente); me crié rodeada de adultos y mezclándome en sus eventos ¿Saben qué es lo que más me gustaba observar de todo aquel mundo? Ver a mis abuelos volar.

         Es decir, en cada celebración, tenía que sonar alguna canción del género pasodoble (específicamente, "El cariño verdadero", porque era la favorita de mis abuelos) y ellos salían a la pista. A todos los presentes les gustaba mirarlos, disfrutaban hacerlo, así que si alguien más estaba bailando, comiendo o hablando dejaban lo que estaban haciendo y despejaban toda la pista para aplaudir y concentrarse en el espectáculo que daba la pareja favorita... 

        Quisieras o no, te quedabas embobado viéndolos bailar, lo hacían tan bien. Ella parecía tan liviana entre sus brazos y él parecía poderoso, como si tuviera al mundo en sus manos. Se desplazaban a lo largo y ancho de toda la pista, dando vueltas, de un lado al otro, al ritmo del cariño verdadero, sus pies iban al unísono... Era como si hubieran nacido para eso. 

        A mitad de canción (casi siempre) los demás querían mezclarse, así que entraban un hombre y una mujer a bailar con ellos, cambiaban de parejas y no bailaban mal pero, indudablemente, se veía la diferencia: con otros bailaban estupendo, pero entre ellos volaban. Yo siempre me sentaba desde un lugar donde tuviera acceso visual a toda la pista, me gustaba observarlos bailar, me gustaba contagiarme de esa vibra, disfrutaba hacerlo y sólo podía pensar: ¡Yo quiero volar como lo hacen mis abuelos!

       Desconozco si esa magia se logra porque exista amor entre ambas personas, por la práctica de los años bailando o, sencillamente, porque a ambos se les daba muy bien.  Sin embargo, descarto las dos últimas, pues si fuera por práctica o buen manejo del género, bailarían así con los demás, pero esa magia, esa magia solo existe en ellos dos. No sé si eso sea una manifestación o síntoma del amor, pero si lo es, me muero por encontrar a alguien con quien pueda volar como lo hacían mis abuelos...




        Nota 1 : ¡Menos mal eran tiempos en que ya se habían inventado las filmadoras! Gracias a ello, aún puedo disfrutar de esos momentos, aunque uno de mis abuelos no esté, y también puedo compartirles un poco de cómo volaban mis abuelos... 


         Nota 2: Esta entrada va dedicada a mis abuelos, especialmente, a mi abuela, que aunque ya no se encuentre físicamente con nosotros siempre, siempre va en nuestros corazones. Mi ángel, te amo y extraño. ¡Gracias a mis abuelos por haberme permitido ser testigo de una de las magias más lindas, por dejarme verlos volar!




Daarlyn Perroni 🍃

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