17 julio, 2018

El triángulo amoroso de José

"La peor decisión es la indecisión" — Benjamin Franklin
José fue un muchacho inteligente, emocionalmente cariñoso, paciente y entregado, artista, poeta, músico, filósofo. ¿Se lee perfecto? Su único defecto fue la indecisión amorosa.

Conoció a Armenia y a Valentina casi al mismo tiempo. La primera, de piel morena, vacía de mente, pero llena de corazón. La segunda, de piel blanca, absolutamente llena de mente y aún más de corazón. Su primera decisión fue irse de lleno con el corazón de Armenia, durante el primer mes, se encontró con Valentina y ahí comenzó el dilema, justo ahí había quedado entre la espada y la pared. 

Su segunda decisión fue continuar el camino con Armenia y desterrar a Valentina al olvido, un olvido aparente, porque un año después, su tercera decisión marcó un hito en la historia de tres; se despidió de Armenia, para vivir el romance pendiente con Valentina. José nunca dejó de elegir a una por la otra, de sacarlas de su vida constantemente a una por la otra, de volverlas a meter en el camino a una por la otra. José vivía en indecisión y las hizo vivir en constante confusión. 


Fue un hombre estratega, se encargaba de decirle a Armenia los defectos de Valentina; que no podía entenderlo como ella lo hacía, que no sabía quererlo de la misma manera, que era muy fría, que estaba muy cuerda. Mientras que, a Valentina no paraba de decirle los defectos de Armenia; que estaba obsesionada con él, que jamás lo había superado, que botaba la baba por él y que ya no sabía cómo quitársela de encima. 

Resultó ser inteligente, porque ambas creían que la adversa era el dolor de cabeza de José y cada una se tomó muy en serio su papel de ser el remedio perfecto para ese malestar. José se aprovechó en la indecisión y en la intermitencia del amor que ambas mujeres sentían por él; sabía que no importa cuántas veces y de qué miserables maneras él las quisiera desterrar de su vida a una por la otra; cuando él reapareciera a buscarlas, la condescendencia y el amor que ambas sentían, lo harían dejarlo entrar, pasar, quedarse y seguir odiando al "dolor de cabeza" que representaba la otra.  

Este círculo vicioso nunca terminó, hasta que una de las dos decidió, por fin, romper con la regla, salirse de la relación y dejarlos ser dos que, a juzgar por las costumbres de José, seguramente volverían a ser tres en otro momento.

Esta es una de las tantas historias que existen acerca de José, esta es la primera, la más importante, el hito del resto de las narrativas que me faltan por escribir sobre él.

¿De quién es la culpa? ¿De ellas por no irse en el primer momento en que las echaron? ¿De él por no tener claro lo que quería, por ser indeciso, por no ser congruente? ¿A quién se le adjudica la responsabilidad de vivir en un triángulo amoroso?


Daarlyn Perroni 🍃

Nota: esta entrada narrativa se la dedico a Adriana, donde quiera que estés, sé que a veces me lees. 


2 comentarios:

  1. José es un "vivo criollo" ellas con baja autoestima. Aun así hay muchas personas viviendo esos "trios" de mutuo acuerdo

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    Respuestas
    1. Querido, gracias por comentar.
      No dudo en que sea así, cuando es de mutuo acuerdo, no hay problema en ello, cuando no, definitivamente alguien debe tener la culpa.
      Mil gracias por leer, abrazo.

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