27 julio, 2018

Pequeño mentiroso

Me mientes, sin piedad, sin compasión, sin siquiera un poco de tacto. 

Me mientes cuando dices que ya no sientes, mientes aún cuando gritas, con furia y determinación, tu despedida. Me has mentido desde el primer día y me estás mintiendo en el último. 

Mi pequeño mentiroso, pequeño por la ingenuidad que tienes al creer que nunca he podido saber cuándo mientes. Me mientes mirándome a la cara y yo finjo que te creo, siempre finjo. 

Desde un "estoy bien" hasta un "ya no más"
Desde aquella mirada con destellos de "hasta nunca", hasta aquel beso con sabor a un "te espero"

Mentiste en el momento en que juraste un "para siempre", pero te mentiste aún más al sentenciar un "nunca más". Tuviste la verdad entre tus manos y la dejaste desbordarse, gotear y secarse.

Mi pequeño mentiroso, ya no nos digamos más mentiras, este adiós merece más.

Me encerraste a mentiras y a verdades incompletas, mentiras cuando hablaste de irnos para siempre y solo buscaste saciar tus impulsos de ira. Mentiste para olvidar todo aquello que fue indeleble: mis besos, mi piel, mi tacto, mi sabor y a mí. 

Lo más irónico de todo esto, es que no me has mentido nunca a mí, yo siempre he sabido de qué vas y qué sientes, esta mentira final te la estás diciendo a ti. Repítela, hasta que te convenzas de que soy espinas y no rosa, que soy tormenta y no arcoiris, que soy final y no comienzo. 

Tus mentiras no son más que laberintos, para huir de la puerta de mi pasión. Un pacto y mil promesas de dejarme atrás, cariño, todos los caminos llevan a Roma, y este laberinto, solo te trajo devuelta. 


Pequeño mentiroso, has mentido incontables veces, desde lo más insignifcante, hasta lo más importante. Has mentido tanto, que no tienes permitido mentir en el último momento. 

Pequeño mentiroso, mientes al no lanzarte sobre mí y comerme. Mientes piadosamente en tus sentires, pequeño mentiroso, ven y ya no mientas.

Mientes para ocultar lo que eres, para no darle rienda suelta a lo que sientes, mientes para buscar respuestas de preguntas que ni siquiera te has formulado. Tus mentiras no me hieren, son tus mentiras, no las mías.

Mi pequeño mentiroso, no es necesario mentir para tapar el miedo, permítete sentir y hacer de lo que sientes tu única verdad. 


Daarlyn Perroni 🍃


17 julio, 2018

El triángulo amoroso de José

"La peor decisión es la indecisión" — Benjamin Franklin
José fue un muchacho inteligente, emocionalmente cariñoso, paciente y entregado, artista, poeta, músico, filósofo. ¿Se lee perfecto? Su único defecto fue la indecisión amorosa.

Conoció a Armenia y a Valentina casi al mismo tiempo. La primera, de piel morena, vacía de mente, pero llena de corazón. La segunda, de piel blanca, absolutamente llena de mente y aún más de corazón. Su primera decisión fue irse de lleno con el corazón de Armenia, durante el primer mes, se encontró con Valentina y ahí comenzó el dilema, justo ahí había quedado entre la espada y la pared. 

Su segunda decisión fue continuar el camino con Armenia y desterrar a Valentina al olvido, un olvido aparente, porque un año después, su tercera decisión marcó un hito en la historia de tres; se despidió de Armenia, para vivir el romance pendiente con Valentina. José nunca dejó de elegir a una por la otra, de sacarlas de su vida constantemente a una por la otra, de volverlas a meter en el camino a una por la otra. José vivía en indecisión y las hizo vivir en constante confusión. 


Fue un hombre estratega, se encargaba de decirle a Armenia los defectos de Valentina; que no podía entenderlo como ella lo hacía, que no sabía quererlo de la misma manera, que era muy fría, que estaba muy cuerda. Mientras que, a Valentina no paraba de decirle los defectos de Armenia; que estaba obsesionada con él, que jamás lo había superado, que botaba la baba por él y que ya no sabía cómo quitársela de encima. 

Resultó ser inteligente, porque ambas creían que la adversa era el dolor de cabeza de José y cada una se tomó muy en serio su papel de ser el remedio perfecto para ese malestar. José se aprovechó en la indecisión y en la intermitencia del amor que ambas mujeres sentían por él; sabía que no importa cuántas veces y de qué miserables maneras él las quisiera desterrar de su vida a una por la otra; cuando él reapareciera a buscarlas, la condescendencia y el amor que ambas sentían, lo harían dejarlo entrar, pasar, quedarse y seguir odiando al "dolor de cabeza" que representaba la otra.  

Este círculo vicioso nunca terminó, hasta que una de las dos decidió, por fin, romper con la regla, salirse de la relación y dejarlos ser dos que, a juzgar por las costumbres de José, seguramente volverían a ser tres en otro momento.

Esta es una de las tantas historias que existen acerca de José, esta es la primera, la más importante, el hito del resto de las narrativas que me faltan por escribir sobre él.

¿De quién es la culpa? ¿De ellas por no irse en el primer momento en que las echaron? ¿De él por no tener claro lo que quería, por ser indeciso, por no ser congruente? ¿A quién se le adjudica la responsabilidad de vivir en un triángulo amoroso?


Daarlyn Perroni 🍃

Nota: esta entrada narrativa se la dedico a Adriana, donde quiera que estés, sé que a veces me lees. 


01 julio, 2018

Nuevos comienzos

Siempre tuve miedo de los nuevos comienzos, de los cambios, de cerrar ciclos con personas importantes.

Pero no tenía idea que para cerrar ciclos y comenzar de nuevo, no necesariamente teníamos que sacar a las personas de nuestra vida. A veces, se puede volver a comenzar con la misma persona una, dos, tres veces... 

Hace unos segundos, minutos, días y semanas mi vida se reinició. Llegué al fondo de mi misma, me empujé al abismo, me enterré en la soledad, me deshice de pies a cabeza, me rompí en llanto, me construí en ira, me volví a destruir en nostalgia, me estoy rehaciendo nuevamente, en amor, amor por mi, amor por ti. 

Los nuevos comienzos, puedo definirlos hoy, como los amaneceres, como el mejor día soleado, luego de una gran tormenta. Puedo definirlos hoy como el impulso necesario para dar un alto a lo que lastima, soltarlo y volver a retomar lo que te hace feliz. Y que puedes encontrar ambas cosas en el mismo lugar, en la misma situación, en la misma persona.

Mi nuevo comienzo me ha permitido descubrirme y descubrirlo a él, saber lo que fui, lo que soy, lo que fue, lo que es, lo que somos ahora. 

Lo mejor de un nuevo comienzo es que no viene solo. Puedes tener un nuevo comienzo individual -el más importante, quizás- y un nuevo comienzo de la mano de alguien más. Una mano que te había soltado, una mano que pensaste no volver a tomar, pero así son los comienzos... Inesperados, indescriptibles, insospechados y abruptos. 
En la foto: Daarlyn Perroni
Fotógrafo: Josué Sabogal


El resto de las personas amarán tu nuevo comienzo, recibirás elogios de lo renovada que ahora es tu esencia, tus vibras y tus pensamientos, pero pocas personas reconocerán el esfuerzo que hay detrás de un nuevo comienzo; negación, desolación, destrucción, aceptación, ayuda, trabajo constante y determinación. ¿Cuántos vendrán a tu nuevo comienzo? ¿Cuántos estarán desde el final y para el nuevo inicio? 


Afortunadamente, un nuevo comienzo te permite esquivar los errores del pasado, no volver a pasar por ellos, actuar de una manera diferente, sentirte más pleno, vivir las mismas relaciones, los mismos momentos y sentimientos, desde otra perspectiva, una más amena y madura.

Hoy es 1 de julio del 2018. Un buen día para desear un buen inicio de mes, un nuevo comienzo, una buena vida, un buen amor, una buena amistad, unos buenos sentires y los mejores pensamientos; todo eso en una misma persona, todo eso con una misma persona. 

Hoy me declaro amante de los nuevos comienzos, de las segundas oportunidades, del "intentarlo una vez más", en todos lo sentidos posibles. 

Por este nuevo comienzo, por mi nuevo comienzo, por nuestro nuevo comienzo. 


Daarlyn Perroni 🍃

Nota: esta entrada va dedicada a todas las personas que me tendieron una mano antes de aceptar un nuevo comienzo. 

A una vieja amiga que volvió para darle sentido a las promesas del "siempre estaré"

A los nuevos amigos virtuales, que sin hacer contacto físico me abrazaron en la tormenta. 

A mis hermanos, que sin importar los miles de kilómetros de distancia, me estaban esperando en la cima del abismo.

A él, por volver, por estar, por arriesgarse de nuevo conmigo.

A mi misma, por mi voluntad, por mi mejor esfuerzo, por mi nuevo comienzo.