Me mientes, sin piedad, sin compasión, sin siquiera un poco de tacto.
Me mientes cuando dices que ya no sientes, mientes aún cuando gritas, con furia y determinación, tu despedida. Me has mentido desde el primer día y me estás mintiendo en el último.
Mi pequeño mentiroso, pequeño por la ingenuidad que tienes al creer que nunca he podido saber cuándo mientes. Me mientes mirándome a la cara y yo finjo que te creo, siempre finjo.
Desde un "estoy bien" hasta un "ya no más"
Desde aquella mirada con destellos de "hasta nunca", hasta aquel beso con sabor a un "te espero"
Mentiste en el momento en que juraste un "para siempre", pero te mentiste aún más al sentenciar un "nunca más". Tuviste la verdad entre tus manos y la dejaste desbordarse, gotear y secarse.
Mi pequeño mentiroso, ya no nos digamos más mentiras, este adiós merece más.
Me encerraste a mentiras y a verdades incompletas, mentiras cuando hablaste de irnos para siempre y solo buscaste saciar tus impulsos de ira. Mentiste para olvidar todo aquello que fue indeleble: mis besos, mi piel, mi tacto, mi sabor y a mí.
Lo más irónico de todo esto, es que no me has mentido nunca a mí, yo siempre he sabido de qué vas y qué sientes, esta mentira final te la estás diciendo a ti. Repítela, hasta que te convenzas de que soy espinas y no rosa, que soy tormenta y no arcoiris, que soy final y no comienzo.
Tus mentiras no son más que laberintos, para huir de la puerta de mi pasión. Un pacto y mil promesas de dejarme atrás, cariño, todos los caminos llevan a Roma, y este laberinto, solo te trajo devuelta.
Pequeño mentiroso, has mentido incontables veces, desde lo más insignifcante, hasta lo más importante. Has mentido tanto, que no tienes permitido mentir en el último momento.
Pequeño mentiroso, mientes al no lanzarte sobre mí y comerme. Mientes piadosamente en tus sentires, pequeño mentiroso, ven y ya no mientas.
Mientes para ocultar lo que eres, para no darle rienda suelta a lo que sientes, mientes para buscar respuestas de preguntas que ni siquiera te has formulado. Tus mentiras no me hieren, son tus mentiras, no las mías.
Mi pequeño mentiroso, no es necesario mentir para tapar el miedo, permítete sentir y hacer de lo que sientes tu única verdad.
Me mientes cuando dices que ya no sientes, mientes aún cuando gritas, con furia y determinación, tu despedida. Me has mentido desde el primer día y me estás mintiendo en el último.
Mi pequeño mentiroso, pequeño por la ingenuidad que tienes al creer que nunca he podido saber cuándo mientes. Me mientes mirándome a la cara y yo finjo que te creo, siempre finjo.
Desde un "estoy bien" hasta un "ya no más"
Desde aquella mirada con destellos de "hasta nunca", hasta aquel beso con sabor a un "te espero"
Mentiste en el momento en que juraste un "para siempre", pero te mentiste aún más al sentenciar un "nunca más". Tuviste la verdad entre tus manos y la dejaste desbordarse, gotear y secarse.
Mi pequeño mentiroso, ya no nos digamos más mentiras, este adiós merece más.
Me encerraste a mentiras y a verdades incompletas, mentiras cuando hablaste de irnos para siempre y solo buscaste saciar tus impulsos de ira. Mentiste para olvidar todo aquello que fue indeleble: mis besos, mi piel, mi tacto, mi sabor y a mí.
Lo más irónico de todo esto, es que no me has mentido nunca a mí, yo siempre he sabido de qué vas y qué sientes, esta mentira final te la estás diciendo a ti. Repítela, hasta que te convenzas de que soy espinas y no rosa, que soy tormenta y no arcoiris, que soy final y no comienzo.
Tus mentiras no son más que laberintos, para huir de la puerta de mi pasión. Un pacto y mil promesas de dejarme atrás, cariño, todos los caminos llevan a Roma, y este laberinto, solo te trajo devuelta.
Pequeño mentiroso, has mentido incontables veces, desde lo más insignifcante, hasta lo más importante. Has mentido tanto, que no tienes permitido mentir en el último momento.
Pequeño mentiroso, mientes al no lanzarte sobre mí y comerme. Mientes piadosamente en tus sentires, pequeño mentiroso, ven y ya no mientas.
Mientes para ocultar lo que eres, para no darle rienda suelta a lo que sientes, mientes para buscar respuestas de preguntas que ni siquiera te has formulado. Tus mentiras no me hieren, son tus mentiras, no las mías.
Mi pequeño mentiroso, no es necesario mentir para tapar el miedo, permítete sentir y hacer de lo que sientes tu única verdad.
Daarlyn Perroni 🍃